En diciembre de 2015 se lanzó el “Movimiento Hecho en Bolivia” (Iniciativa del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural) que pretende fomentar el consumo de productos nacionales en el mercado interno y fortalecer la economía y el crecimiento del país, una iniciativa que merece ser felicitada por su intención, pero desde mi punto de vista, mal planteada estratégicamente.
La estrategia de ese movimiento tiene el propósito de lograr que el consumidor identifique el producto nacional mediante el sello ‘Hecho en Bolivia’. Sin embargo, ¿de qué sello estamos hablando? Muchas empresas bolivianas ya utilizaban el anterior sello de “Hecho en Bolivia: Consume lo nuestro, emplea a los nuestros” propuesta en 2001 por la Cámara Departamental de Industria de Cochabamba. Si se trata de apoyar la producción nacional, ¿No hubiese sido correcto reforzar este anterior sello para lograr un mayor branding/posicionamiento? Cambiar de sello no es debilitar el posicionamiento que estaba logrando el anterior sello? No estoy en contra de crear frescura alrededor de una marca, pero cambiar un sello, un logo, es destrozar todo un trabajo anterior que debilita un movimiento propuesto por productores bolivianos. En qué estudio se basó la decisión de cambiar el sello? Se midió el impacto de este cambió? Cuál es el impacto en la industria nacional? Cuál es el impacto en la imagen construida en el consumidor boliviano y no boliviano? Cómo se va a trabajar en el impacto negativo de este cambio?
En relación al nuevo sello resalta a la vista lo diminuto, tipográficamente hablando, del texto: “hecho en” y más que sello parece un botón. También la inexistencia de un lema o slogan, o sea si es un movimiento, por qué no tiene un lema o slogan? En fin, solo me queda esperar y ver el impacto como consumidor y reflexionar el paso de este “nuevo” movimiento que a mi parecer empezó mal.